Llegué sobre la carne de muchos
Llevándoles la fresca aurora
De mi música interna
Oliendo a sábanas de monja
Y empapadas con jugo de niña.
Llegué sola
Con mis carnes intactas
Temblorosa de inviernos de hospicio
Y de chorchas cautivas sollozantes.
Llegué con la luna entre mis piernas
Revolcada en la hierba de lo místico
Con mi himen cubierto de musgo
Y arañas con hilos de seda.
Llegué así
Con mi semilla palpitante
Sosteniendo a los hombres
Con mis manos.