A César Vallejo
Al fin de la mesa redonda
Y muerta la literatura, vino hacia ella un crítico
Y le dijo: “No mueras, te amo tanto!”
Pero la literatura ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos profesores y repitiéronle:
“No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!”
Pero la literatura ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a ella veinte, cien, mil, quinientos mil,
Estudiantes: “Tanto amor y no poder nada contra la muerte!”
Pero la literatura ¡ay! siguió muriendo.
La rodearon millones de lectores,
Con un ruego común: “¡Quédate hermana!”
Pero la literatura ¡ay! siguió muriendo.
Entonces, todos los poetas de la tierra vinieron,
La rodearon; los vio la literatura triste, emocionada;
¡qué más da! Emocionada…
Incorporóse lentamente.
Abrazó al primer poeta; echose a andar…