Que la roca no se cansara de su peso
Y que debajo las escamas del anhelo
Fueran libélulas que la vileza disecó
Que del temporal estallaran las cometas
Cegando al cielo abofeteado
Que contra las cunetas del impulso
Prismáticos y navíos quedaran mutilados
Que de tan inaccesible tanto
Se mofara
La liverdad