A Mariana
Tercamente se impone
Tu rostro en mi memoria,
Enmarcado en la blonda
Melaza de un trapiche
De fantástica noria.
Y busco en el vacío
Esos leves hoyuelos
Que algún colibrí errante
Dibujó en tus mejillas,
Confundido en su anhelo.
Un roce me estremece:
Contacto sin distancia
De gaviota perdida
En nostálgica bruma
Empapada de tiempo.
Temblor lejano, tibio,
De tu mano en mi mano.
En mi casa es invierno;
En la tuya,
Verano.