Compartíamos la misma jaula.
Mis queridas roedoras:
Ratas.
Las amigas.
No ratones blancos ni
Rojos siquiera,
No son inofensivos los adjetivos
Que tengo para vosotras,
Miserables.
Ratas
Animales de sangre caliente,
Las ratas sobreviven
Las epidemias.
Los dientes y
Las garras
Mordisquean en las miserias.
Así se alimentan.
Las ratas.
De entre todas las ratas
Yo era una rata con rabia.
Una rata hirsuta y encorvada
Puede estar enferma.
No huye si alguien se acerca.
Lo ama.
Muere en un rincón
Sin lamer a nadie.
Y vosotras, ratas
Escandalosas e hiperactivas,
Perseguíais
Mis drogas
Mi pan
O mis hombres.
Vosotras,
Despistadas y feroces
Erais carcomidas
Por mis tildes.
Por la fidelidad a mi
Enfermedad.
Por el sexo que oíais
Tras las paredes.
Yo era rara,
Yo estaba enferma.
No era una de ellas,
Pero seguía viva.
Bulliciosas y fraudulentas,
Regurgitabais entre vosotras
Mi basura.
Y os reíais escandalosas
Si escuchabais mi tristeza
O mi placer.
Actrices veteranas,
Ratas,
Envidiabais me resistencia
Al veneno.
Mi metabolismo vivo
Y sobrevivo
Sin morder alimento alguno
Ni pelo para mis huesos.
Sin vuestra bisutería,
Yo era una rata
Bella.
Mis amigas,
Finas ratas aristocráticas,
Enseñabais el tercer párpado,
Ensangrentando vuestras miradas
Clavadas en mi frío,
Como un juicio implacable.
Ratas,
Roíais mi conciencia
Porque me apetecíais el odio.
Pero yo era una rata
Enferma.
Una rata rota.
Y el tiempo ya desinfectó
Vuestras heridas perseverantes.
Y no os tengo fobia
Ni lástima.
Porque os habréis tenido que
Calmar la hambruna
Con vuestras propias
Miserias.
Sé que os estáis comiendo
A vuestras crías.
Y no quedáis
Satisfechas.