La granja

Monjas blancas y lilas de su largo convento,
Las palomas ofician vísperas en concilio,
Y ante el Sol que, custodia regia, bruñe el idilio,
Arrullan el milagro vivo del Sacramento…

Una vil pesadumbre, solemne en su aspaviento
Suntuoso, ubica el pavo: Gran Sultán en exilio.
El disco de los cisnes sueña Renacimiento,
Mármoles y serenos éxtasis de Virgilio.

Con pulida elegancia de Tenorio en desplante,
Un Aramís erótico, fanfarrón y galante,
El gallo erige… ¡Oh, huerto de la dicha sin fiebre!

No faltan más que el agua bendita y el hisopo,
Para mugir las cándidas consejas del pesebre
Y cacarear en ronda las fábulas de Esopo.


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Poema La granja - Julio Herrera y Reissig