El mundo no es igual en todas partes
(lo digo yo con mi profesión de peregrina)…
He visto rostros herederos de la guerra
Con la piel marcada por las penas
(en su voz no queda rastro fresco)
Rumiando los frutos del desastre.
En lo más tercer mundista de mi América
Al ritmo de Canciones subversivas
Promiscuamente comparto
A ciencia cierta su desesperanza.
Tras el telón que levanta la mañana
Cuerpos sudorosos en las calles
Ocultan tempestades en el pecho
Con sus lenguas consumidas en la arena.
Como en solemne angustia de hospitales
Se detienen en diálogos sin prisa
Sin lugar a donde ir
Sin trabajo, alimento o quien espere…
La música distrae la razón
Y las carencias extienden sus dominios.
¡Ojalá mis ojos me engañaran!
No veo claro
Demasiado polvo y destrucción
En la dulce cintura de mi América.