La cerviz indomable del toro ata
Con las coyundas de su yugo grave
El labrador, y brama, porque sabe
Que su preciosa libertad maltrata.
Al pájaro, que en plumas se dilata,
El cazador cautiva, del suave
Acento enamorado, y llora el ave,
Aunque honren su prisión rejas de plata.
No en los jardines la florida hierba
Medra del modo que en el monte y prado,
Patria y solar de su morada verde.
Dichoso, libertad, el que os conserva,
Pues es prisión el solio sublimado
De quien por reinos, vuestro reino pierde.