Como en una película de los años 50
aparecías entre multitudes mutiladas.
Eras el insecto gigante, la araña,
la mantis religiosa y asesina.
Como en una pesadilla de Hollywood
donde no había rollo para las rubias platinadas,
ni deseo para un beso de escenario,
vestías tu disfraz de dinosaurio
haciendo reventar olas del mar austral.
Nosotros leímos tu historia
como un romance de caballería:
la fuente de veneno, el Endriago,
ensuciando las aguas de sangre,
los espejos de vaho y de sudor,
cuando los ojos miraban desde Santiago a todas partes.
Hoy, noviembre 25 de 1998,
es el frío de Londres quien abraza tus cabellos en canas,
congela la sangre que como una lengua
calma la sed en los mares del norte.
Salud, feliz cumpleaños.
Brindaremos a tu salud con vino y odio.
Comeremos el queso de las navidades por siempre en ruinas.
General.