Huérfano pródigo

Si una tarde de mayo un viajero
extraviado (si no, no se explica)
llegara a mi aldea
y escuchara gritar a los niños
que ya no hay cogiendo albaricoques
enverados, trepados a los árboles
que la barbarie ibérica
taló un mal día para que cayéramos
de la infancia en la cuenta, en la cuenta
vería cómo iba alargándose su sombra
bajo la miel horizontal del sol
poniéndose por Morte, pasearía
por las eras que fueron soles blancos,
hoy herbazales llenos de cepas arrancadas
donde antes estuvieron las garberas
de sarmientos, oiría un pasodoble
remoto y creería estar bailando
como dentro de un gran melón maduro.

Qué lástima de luz, qué desperdicio
de música madura para nadie,
pensaría. Camino de la rambla
por la desierta calle de la estrella
la luz sería espada de amor entre sus manos.
Desearía haber nacido allí.

Tal vez se sentiría
como hoy yo, sin razón, huérfano pródigo.


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Poema Huérfano pródigo - Juan Vicente Piqueras