Hijos

Lo sabréis desde ahora – para eso sois mi vida-:
cuando un día me vaya, no será que lo quiera,
así lo habrá dispuesto, en lugar y medida,
el Señor que en lo alto a todos nos espera.

No habrá de serme fácil la última partida,
aunque habré de esforzarme en parecer entera;
pensaré, para el caso, en una despedida
como lo fueron tantas, como una más, cualquiera.

Quedará el corazón, cual ave en su retiro,
aquí, junto a vosotros, para el llamado atento,
que el alma se irá a Dios con el postrer suspiro
-corazón y alma forman la espiritual sustancia-;
y habréis de sonreírme, como antes, en la infancia:
lozanas las mejillas, la cabellera al viento.


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Poema Hijos - Marilina Rébora