En el principio
fue la luz o el hielo.
Sólo después amaneció la nieve.
Y durante millares de años,
sin prisa,
con controlada paciencia.
Como acogemos a un ser
largamente esperado,
un copo de nieve
hospedó a otro.
Sin osos, sin ártico,
y rodeada sólo por sus Grandes Océanos,
emergió la Blancura.
Como si la vía láctea hubiera caído al mar,
hubiera caído de bruces a tierra.
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