Este solaz de dios cuando la luz
Se adentra en el jardín y enciende los geranios.
En esta paz me tiendo como un reptil dichoso,
Mecido por el vuelo dorado de los pájaros.
Un animal sin nombre, sin memoria,
Que bebe el horizonte. Reconozco
En los poros del alma cada ala,
Cada surco, cada fulgor, cada silencio.