Es siempre diez de abril
Si el aire consagra con un error de palmeras
La confianza en los círculos polares
Pasada la línea de angustia en que los polos cambian su edad
Por los animales que agrandan con discreción los desiertos
Por la otra parte de la nieve
Hay veda según los cánones
Me diréis son axilas de algún ángel
Prestigiando cenizas de nieve en nombre del desvelo
Clima incapaz de obtener el aliento póstumo de los exploradores
No es hora ya de acontecer
El eco maternal de la limosna súbita
Alégrase la luz sin poderlo evitar
Aunque el cielo multiplique por tus ojos la posibilidad de estrellas
Quién eres tú podador del alba
Noticia sentada por conveniencia en la humareda de las rosas
Por la palabra me perteneces
Por la palabra donde existes
Por las junturas que desprenden el convenio del cielo en tus ojos
Pero si es siempre diez de abril
Y no hay condena para la luz en los pies del apóstol
Consagremos la sangre hecha llanura
Y el rocío que traduce el abismo de la trastienda de las flores
Mira En tanto al norte de este mar concluye el arpa
Alejándose en ángeles manumitidos aunque condenados a necesidades luminosas
La increíble leyenda de la sangre
Ceniza de nieves calientes a lomos de corzas que ignoran su otoño
Ven en tanto a salvarme de esta luna en la alcoba de los muertos
Y a darme el mérito de un confín de transparencias
Tengo tan sólo dos o tres palabras
Y una benigna prisa de latido
Acude en presto amor oh diez de abril
Antes de que todo sea resuelto en amapolas