Refugio del Sáltor.
19 de abriI de 1973, Gerona, España.
Muere la tarde, silenciosa,
Como un bostezo gigantesco
De estrellas altas y amapolas
Sobre los campos verdinegros.
Corre un rumor de arroyo oscuro,
De agua teñida por la noche
Que va filtrándose en los surcos
Y deshaciendo los terrones.
El viento silba su caricia
Contra las piedras y las ramas
Y va aquietándose la vida
Como dormida, abandonada…
Se hace el olvido y nadie añora,
Nadie precisa la palabra.
La paz reclama y es la hora
De abrir las puertas de las almas.
Luego, el paisaje nos absorbe,
Traspasa nuestra piel cansada
Y somos monte con los montes
Y tierra y agua con las aguas.
El cuerpo ya no vale tanto
Como para imponer distancias.
¿Quién no desecha su pasado
Para encontrarse en la llamada?
Es El quien llama. Es el. Silencio.
La madrugada llega fría.
Vamos camino de regreso
Pero en silencio, altos por dentro.
Contando estrellas desde arriba.