En un olmo Vandalio escribió un día,
Do la corteza estaba menos dura,
El nombre y la ocasión de su tristura;
Después, mirando al cielo, así decía:
“Tanto crezcas, ¡oh bella planta mía!,
Que al más alto ciprés venzas de altura,
Y tanta sea mayor tu hermosura
Cuanta aquella de Dórida sería.
Crezcan a par del olmo en su grandeza
Las letras del amado y dulce nombre,
Y en él hagan perpetua su memoria;
Porque los que vendrán sepan que un hombre
Levantó el pensamiento a tanta alteza
Que es digno al menos de inmortal renombre.”