Tan cobarde valentía
no la creyera de Vos,
y que un hombre, y hombre y Dios,
huir de un hombre podía.
Quien este rigor sabía,
¿por qué no vino a nacer
adonde se va a esconder,
y no donde huye el rigor?
Ay, que no sabes, pastor,
lo que huyendo amor desea.
Nace volando y huyendo pelea;
con sus plumas avienta las llamas,
y viste las flechas que matan de amor.
Sobra el miedo en la huida,
que, en este rigor, no viene
a peligrar, si le tiene
en brazos la misma vida.
Y si ha de ser permitida
la muerte, y no por suceso,
a mi juicio yo confieso
que está de más el rigor.
Ay, que no sabes, pastor,
lo que huyendo amor desea.
Nace volando y huyendo pelea;
con sus plumas avienta las llamas,
y viste las flechas que matan de amor.
Ya lo entiendo, y me es notoria
la industria en lo retirado,
que aún no tenía el pecado
edad para su victoria;
y, aunque le fuera de gloria
vencerle en edad reciente,
no quiso dar a su oriente
lo que pudo a luz mayor.
Ay, que no sabes, pastor,
lo que huyendo amor desea.
Nace volando y huyendo pelea;
con sus plumas avienta las llamas,
y viste las flechas que matan de amor.
Si dicen que por morir
se nos vistió de mortal,
¿parecerá acaso mal
de la muerte agora huir?
Y si es gana de vivir
huir de un mortal cuidado,
no haberse mortalizado
le hubiera sido mejor.
Ay, que no sabes, pastor,
lo que huyendo amor desea.
Nace volando y huyendo pelea;
con sus plumas avienta las llamas,
y viste las flechas que matan de amor.