Elegía a celia

Celia de Cuba, mujer
De ascendencia universal,
Azúcar sobre la sal
Del presente y del ayer.
¡Cuánto daría por ver
En vuelo a un ángel mambí!,
Un ángel que sobre ti,
Rompiendo mortales lazos,
Te llevara entre sus brazos
A la tierra de Martí.
Me duele, Celia, que muera
Tu alegría de vivir,
Me duele verte dormir
En una tierra extranjera;
Me duele la primavera
Que se quiebra en tu garganta,
El adiós que se agiganta
Pregonando nuestro duelo
Y saber que no es tu suelo
El que tu sueño amamanta.
El regio sol del Caribe
Pintó tus carnes morenas,
En el caudal de tus venas
Fluyó la miel de su aljibe.
La palma que circunscribe
Los recodos del paisaje,
Con el místico lenguaje
de su penacho sonoro
Entretejió el canto de oro
De tu voz, en su cordaje.
Mulata de amplia sonrisa,
De tropical carcajada,
Anocheció tu mirada
En las ondas de la brisa.
La muerte llegó de prisa
A desangrar la esperanza,
En los filos de su lanza
Flota el ansia de regreso
Y aquel anhelado beso
De la Patria en lontananza.
Fuiste son en cada esquina
Del destierro, la alegría
Que en el decursar de un día
Se convirtiera en espina.
Fuiste, mulata divina,
Todo lo que Cuba fue,
Flor de tabaco, café
Fuego, vibración, promesa
Que en cada cubana mesa
Pusiera su pan de fe.
Se nos sembraron tus huellas
En las arenas del alma,
Cubanas como la palma,
Relumbrantes como estrellas.
En las fronteras aquellas
Donde el espíritu crece,
Rezarás con el que rece
Por la tierra y la bandera,
Regando la sementera
Donde el amor reverdece.
Ya el cielo te abrió las puertas,
Ya tienes sitio en la gloria
Para esperar la victoria
De las libertades muertas.
Cuando sus alas despiertas
Puedan de nuevo volar,
Tu voz volverá entonar
El salmo de la alegría,
Y abriremos nueva vía
Por los senderos del mar.


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Poema Elegía a celia - Herminia D. Ibaceta