Pobre amigo, ya pronto se vaciará tu vaso.
No pienses que fue un vaso más grande que los otros.
Hay en el mundo tanto dolor, que toca mucho
A cada alma; la tuya recibió su porción
Bien servida…, mas ¡ay! cuántas almas mejores
Padecieron la dura preferencia de Cristo,
Que sólo a los más grandes concede el privilegio
De los grandes dolores.
Pero vacío el cáliz, ya no es dulce ni amargo.
El paladar no tiene memoria de sabores,
Y al salir del letargo,
¡quién piensa en lo bebido!
-¿Morir es por ventura como no haber vivido?
-¡Morir es un olvido
De todas las espinas. . . recordando las flores!