No temas, mi señor: estoy alerta
Mientras tú de la tierra te desligas
Y con el sueño tu dolor mitigas,
Dejando el alma a la esperanza abierta.
Vendrá la aurora y te diré: “Despierta,
Huyeron ya las sombras enemigas.”
Soy compañero fiel de tus fatigas
Y celoso guardián junto a tu puerta.
Te avisaré del rondador nocturno,
Del amigo traidor, del lobo fiero
Que siempre anhelan encontrarte inerme.
Y si llega con paso taciturno
La muerte, con mi aullido lastimero
También te avisaré… ¡Descansa y duerme!