El nadador es adicto al mar
Y lucha contra el agua a brazadas,
Se sumerge y sale a la superficie a respirar
Y a comprobar que todo, afuera,
Sigue esperándolo.
El agua entra y sale por los orificios
De su cuerpo viejo.
A veces traga el cloro infesto
Y borra el instante para no pensar
En lo artificial de su agua.
El nadador llora cuando nada
Porque nadie puede verlo,
Ni siquiera él se culpa de estar tan mojado,
Y siempre lamenta la hora de salir
De la piscina, secarse,
Y regresar a casa.