Divinas hebras de oro, que del claro
Sol, imitáis en llamas la pureza,
Lumbres de grave, y celestial belleza,
A cuyo vivo fuego no hay reparo:
Espíritu gentil, ingenio raro,
Gallardo cuerpo, altiva gentileza,
Hidalgo pecho, angélica nobleza,
De mi alma refugio, y dulce amparo,
Tales son los efectos que resultan
De la imaginación, y la memoria,
Cuando vuestro valor y ser contemplo,
Que mis males, y daños se sepultan,
Y vengo a resumir en claro ejemplo,
Que todo el padecer se vuelve en gloria.