Márcame las horas.
Delimítame el tiempo.
Tápame los ojos
Y oblígame a sentirte.
Es tan difícil lo fácil
cuando es tan arduo el camino…
…para amarte…
….para dejar que me ames…
Que ya no puedo escaparme
del destino común.
Pero el corazón se agita
mientras tus manos me tocan.
El alma estremece las mejillas mustias
por almacenar dolor,
al teñirse de rojo
– y no
es vergüenza, amor…
…más bien yo lo llamo bronca –
porque te amo pero sobre la almohada
debo pintar suavemente tu nombre
para que el viento lo arrastre
sin que te borre jamás.
Y así estoy en la noche:
vagabunda en la abundante sombra.
Eternamente sola
(aunque el corazón me dice
como una mala palabra
que, en contra y no a favor de todos,
habitará la sonrisa pícara
masticada en mis labios
cuando llegue lánguidamente la hora…
…. algún día tal vez).