Der, die, das

Tu torpe Ich komme aus salva la tarde

De un día atroz. Pronuncias

Encantadoramente

Mal todas las palabras. Te has dejado

El libro en casa y yo te lo agradezco

Sin decir nada. Llueve

Tras el cristal oscuro que duplica

Nuestras cabezas juntas. Soy feliz

Y durante un instante son felices

La vida, los idiomas y las clases nocturnas,

La lluvia, las ventanas, los inviernos…

Mas, ¿qué será de mí mañana? Sigue

Salvándome. No te marches a casa.

Durmamos en la Escuela. Yo te enseño

A pronunciar ich heisse y noch einmal.

De repente, una noche, nada importa.

Los gestos son los mismos tiernos gestos de siempre

Y podemos jurarnos lo que quieras.

Pon tus ojos en mí, mira mis manos.

Repetiremos juntos un curso y luego otro.

Si es verdad que los hombres se mueren de sí mismos

Yo no me moriré. Tú no te mueras.

Vamos a recorrer estos pasillos.

Nunca me dejes solo. No te vayas

A casa cuando el timbre suene y suene…


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Poema Der, die, das - José Luis Piquero