De cual varón o semidiós

¿De cual varón o semidiós el canto
Previenes, alma Clio,
En corva lira o flauta resonante?
¿De cual deidad? A cuyo nombre santo
Eco responda alegre, en el umbrío
Helicona, o el Pindo, o en la altura
Del Hemo helada, en que se vio vagante
Selva seguir del tracio la dulzura;
Que el curso detenía
De los torrentes rápidos, usando
Maternas artes, y al sonoro acento
De sus cuerdas, los árboles movía,
Y el ímpetu veloz paró del viento.

¿A quién primero ensalzaré cantando,
Si no al gran padre, que la estire humana
Y la celeste rige, el mar, la tierra,
Y al variar contino
Del tiempo, anima cuanto el orbe encierra?
Él es primero y solo, igual no tiene
Su esencia soberana;
Si bien segunda en el honor divino,
Inmediato lugar Palas obtiene.
Ni a ti, Baco, en batallas animoso
Callaré, ni a la virgen cazadora,
Ni a Febo luminoso;
Diestro en herir con flecha voladora.

También los triunfos cantaré de Alcides,
Y a los hijos de Leda, celebrado
Jinete el uno, y en dudosas lides
El otro vencedor: cuya luz clara,
Luego que al navegante resplandece,
Precipita del risco levantado
La espuma resonante,
El raudo viento para,
La negra tempestad desaparece,
Y a su influjo, del mar, en breve instante
Calma el furor terrible.

Dudo si aplauda al fundador Quirino
Después de aquellos, del prudente Numa
El gobierno apacible,
Las haces justicieras de Tarquino,
O de Catón la muerte generosa,
Los Escauros, y Régulo constante;
O si de Emilio cante,
Pródigo de la vida,
La palma sobre Aníbal obtenida.
Curio, la cabellera mal compuesta:
Fabricio, el gran Camilo, victorioso
Adalid a quien dieron sus abuelos
Hacienda escasa, y parco, la molesta
Pobreza toleró. Crece frondoso
Con una y otra edad árbol robusto,
Así la fama crece de Marcelo;
Y vemos ya en el cielo
Brillar de Julio la divina estrella:
Cual suele entre menores
Lumbres Dictina aparecerse bella.

Jove saturnio: tú de los mortales
Amparo y padre, a quien cedió el destino
La protección de Augusto;
Tú reina, y él a ti segundo sea.
O ya sobre los Partos desleales,
Que amenazan el término latino,
Adquiera triunfo justo,
O en las últimas playas de oriente
Indos y Seres humillados vea;
Él, inferior a ti, dé soberano
Leyes al mundo. Tú, de Olimpo ardiente
En grave carro oprime las alturas;
Y el rayo vengador tu fuerte mano
Vibres las selvas abrasando impuras.


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Poema De cual varón o semidiós - Leandro Fernández de Moratín