Violento de armonía, en el tono de la resaca,
Llega el coro de las siete provincias,
Siete rostros adolescentes
En las siete ventanas
De las estrellas de la Autonomía.
Cantan. Canta con ellas la niñez de la Patria,
Que la primera leche de los labios destila,
Baja de las estrellas el primer rubio
Que cose en los maizales el botón de la espiga;
Danza el coro de las provincias,
En el aula republicana.
Pero danzan sobre la yerba
Azul de fantasía,
Sobre el cielo de Miranda
Horadado de mástiles mientras navega la escuadrilla.
La palabra Guayanesa
No está en el coro de las siete ninfas,
Y en ellas invierten el camino del cielo
Y hacia el Oriente navegan como las siete cabrillas;
Y allí ven el milagro de la Tierra,
De un lado, el oro virgen da una franja amarilla,
Hacia el Norte, del otro lado,
Las Pampas de Oriente, rojas de Reconquista,
Y en la mitad un río azul,
Y allí se ven copiadas y en su centro se anidan.
Y así fue como el río su franja del cielo
Que preside la danza de las siete provincias.