El yugo uncido a la res.
La barca amarrada al puerto.
Y yo siempre encadenado
Al muro de tu recuerdo
Pero a la res la liberan
De su yugo los yunteros
Cuando acaba la jornada
Y el sol se duerme en el cielo
Y la barca sale al mar,
Libre con su vela al viento
Coronada de gaviotas,
Con sus amuras crujiendo
Al alzar olas de espuma
Camino del caladero.
Y yo aquí, siempre cautivo.
Que condenaste a mi seso
A la cadena perpetua
De pensarte sin remedio.
Las res se libra del yugo.
La barca sale del puerto
Y yo sigo como siempre
De tu libertad bien preso.
Sin amnistía ni indulto.
Mi único perdón, el beso
Que ya nunca me darás
Porqué está en labios ajenos.