Heme aquí: presidiario.
Mi delito: lo ignoro.
Cumplo pena a diario
Sin haber dado muerte ni robado un tesoro.
Por barrotes mis huesos.
Mis sentidos por grillo.
Soy, sin duda, el más triste de entre todos los presos
Y por eso, amarillo.
Me rebelo y pregunto:
¿Hasta cuándo esta pena?
¿Quién me aclara este asunto?
Pero nadie responde. Mi silencio es cadena
Y entre todos los presos, por rebelde despunto.
Heme aquí: presidiario
Hasta de una conciencia cuyo origen ignoro
-que es tal vez un tesoro
Para el que no decida vivir tan solitario-.
¿Por qué me han encerrado?
¿Con qué oculto motivo
Retuvieron mi alma dentro de este animal?
Nazco y crezco amarrado
Y a pesar de estar vivo
Y consciente, soy un frágil semidiós de cristal.
Heme aquí. En cola espero
Para salir de todo. Después de esta demora
¿qué solución tendré?
¿Llegaré al punto cero
O algún ser compasivo me dirá: – Ya es tu hora,
Y al fin -¡por fin!- sabré?