Con la muy crecida fe
he cobrado tan gran miedo
que mi mal dezir no sé
a quien callar no lo puedo.
No puedo, triste, callar
porque mi mal siempre crece;
no sé cómo lo contar
porquel favor me fallece.
Y no sé razón por qué
tan sin favor yo me quedo,
que mi mal dezir no sé
a quien callar no lo puedo.