Catedral de Gerona, 1983
A Teresa
Ven a sentarte aquí,
En el centro del día,
En el ángulo desnudo de la luz.
Están muertos los pájaros – y el aire,
Inmóvil,
Se abre en anillos más amplios.
Limpio,
Como un amor perdido,
El tiempo
Es un río que gime entre los dedos.
Ven a sentarte aquí.
Que los espejos
Tiemblan tan dulcemente.
Ven,
Que necesito amarte
Bajo estos cedros encendidos
Que repiten tu nombre de ala rota,
La cifra de tus manos,
La blanca y tibia estela de tu cuerpo.