Ceguera

Un aire espeso y negro se me enrosca en las sienes,
Turbio aliento de boca desnudando esqueletos
De palabras cansadas, con olor a blasfemia,
Con tristeza gozosa de pervertido celo.

Agostada la savia de los días antiguos
Se opacaron mis ojos (los de afuera y adentro)
Mientras la niebla fría lamía displicente
Los cárdenos pezones rezumando veneno.

Gorgona solitaria despojada de auroras
Me erizaba de piedras las hendijas del pecho:
No fuera que los ojos de algún niño descalzo
Pusiesen cascabeles en el áspero hueco.

Gastada de rencores (ni un grito de mis labios
Ameritaba el eco), del alto cocotero
Ignoré el brazo hostil, la mano puntiaguda
Guardadora de nidos, o el viento entre sus dedos.

Desdeñé la embriaguez de un patio de jazmines,
La azorada grandeza de pájaros en vuelo,
El escozor ardiente de otra piel en mi piel
Vedándole a mi sangre remontarse en el tiempo.

Lastimó mis retinas un claror recatado
Al destrabar rendijas en búsqueda de cielo
Y descubrí las luces peregrinas del alba
En espejos minúsculos destellando en el suelo.

Me dejé hundir el cuerpo entre hilachas de bronce
Recamadas de sol en cambiantes reflejos
Y elevando las palmas inicié una plegaria
Con estas manos húmedas de haber lavado cieno.


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Poema Ceguera - Maybell Lebron