CanciÓn de la niÑa que iba sola

Sonó lenta y sin alarde
La ronca voz de una torre.

Por el camino sin nadie
Venía un perfume de cobre;
Por el camino sin nadie
De la tarde.

– ¡Oh, linda, te lo diré
Ahora que estamos solos;
Un redondo mar sin peces
Son tus ojos!

-La tarde borda jacintos
De tafetán sobre el cielo.

-¡Si quieres uno, yo puedo
Sobre tus trenzas ponerlo!

-No, déjame sin jacintos
Lucir así mis cabellos.

-¿Flotando sueltos al viento
Como las alas de un cuervo?

-O de un retazo de noche
Caído desde los cielos.

-¡Oh, linda, linda, no puedo
Con la sombra de tu pelo!

Suena lenta y sin alarde
La ronca voz de una tarde.

Por el camino sin nadie
Vino un perfume salobre;
Por el camino sin nadie
De la tarde.


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Poema CanciÓn de la niÑa que iba sola - Franklin Mieses Burgos