Callejón sin salida

Nunca hasta hoy se había hecho tan persistente
Definitiva precisa encarnada
Se vestía de sueños inefables y bengalas
Se vestía de mar y yo navegaba en sus olas
Se vestía de navidad para avivar mi fantasía
Ahora me hace falta en estos recuerdos oscuros
Que luchan con sombras de espejos
Y con la dureza desnuda con que se embriagan los muertos
“Mi cuerpo en el potro exhibiendo su tortura
Como una vanidad – ved ahora un potro en medio
Del escenario vacío – o mi yo disponiéndose
A recorrer una vez más los pocos pasos
Que caben en el callejón sin salida al que muestro”
Mi cuerpo y mis pensamientos en despojo
Desvistiéndose en las esquina de las uñas
Pensando en linternas de grandes urbes
Pese a todo te guardo como eras
Yedra de cuatro brazos fecundándome
Las sienes de lechos fluorescentes
Verbo del cuerpo agitando los poros
Ahora el agua estancada entre dos muros
La noche gime en la garganta con sus navajas
La lengua una antorcha gastada en la noche
Aquí golpeo y golpeo con mis puños la asfixia
Que me ahoga con su tizne la mirada
Aquí custodio pequeñas cosas en ruinas
La habitación donde la carne se volvía ciega
La celda del alma magulla
El rostro pleno con una humedad de cántaros
El sueño aún vivo aunque mi mundo se acabe
La llave del paraje donde los ojos guardaban el viento
El tiempo que me muerde con sus ojos desatinados
La porcelana de la emoción lloviendo en la sangre
Vuelvo cada día a la hoja de papel donde te revelas
Y dibujo islas con volcanes
Aguas ciegas que golpean el lecho
Paredes como obstáculos colgando de las autopistas
Que copulan almas inaprehensibles
Me miro luego me veo y no se si me conozco
En realidad no sé si también conoces a este rudimentario soldado
Que sólo sabe tirar flechas a los nidos de los pájaros
Y tirar botellas de esperanza sobre la mar
Me miro y te toco ya no sé qué nombre tienes
Si puerto o espejo aunque te prefiero espejo
Para ver de nuevo la risa cayendo a goterones.


1 Star2 Stars3 Stars4 Stars5 Stars (1 votes, average: 5.00 out of 5)

Poema Callejón sin salida - André Cruchaga