Balada a una morena

Morena como tus ojos y tu cabellera.

Tus ojos como tu piel y como tus ojos.

Tus manos pequeñas y finas como tus manos.

Tu cuello se parece a tu cuello.

Tu cuello en el que quiero dejar, por siempre,

El collar de mi tiempo a destiempo, a tu tiempo;

A tu tiempo que vas trazando con tus piernas,

A tu ritmo, a tu tono.

A tu ritmo que sólo puede parecerse a tu ritmo.

Como tu cadera pequeña tu cintura;

Tu cintura que quiero levantar para beber tu vida;

Tu vida simple y delgada como tus brazos,

Como el perfil de tus uñas,

Como las líneas de tus pestañas y las de tu mano.

Morena.

Morena como tus ojos y tu cabellera

Y tu cabellera alegre como tu voz que canta,

Que vuela como tus manos y como tu mirada.

Tu mirada que mira como mira tu alma;

Tu alma discreta y escondida como tu cuerpo.

Tu rostro igual a la luz de tu rostro,

A la luz que gira y rueda como tu risa.

Tu risa idéntica a tu risa,

A tu alegre cabellera y a tu prisa.

Tu frente alta como tu espalda.

Tus hombros abismados como tu barbilla;

Tu barbilla graciosa y noble como tus pestañas,

Tus pestañas parecidas al recuerdo de cuando eras niña.

Y tus labios, ah, tus labios,

Y el perfume que persigue a tu perfume,

Y la sombra que persigue a tu presencia.

Eres un recuerdo tuyo;

Un recuerdo parecido a tu ausencia.

Me recuerdas a ti cuando te miro,

Sola, simple,

Infinita en tu propia belleza.


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Poema Balada a una morena - Ricardo Dávila Díaz Flores