Aún no caen los ídolos ni se vuelvan astillas,
todavía los dientes pueden morder el agua
y romper las venas con su filo,
aún alcanzas las hojas antes de su suicidio en el abismo.
No amanece la historia que encerrará las noches
y te hará confesar las lágrimas lloradas,
no llega el día de disfrazar tu nombre
y buscar tu sepulcro.
No has oído la voz de aquel que escupirá las órdenes
y las vísceras de su madre sobre tus ojos.
Aún no te hiela su sombra.
Aún eres…