1
Llueve, llueve, llueve…¡Qué te hice, lluvia,
qué te hice yo!
¡Por qué no sigues camino delante,
para que salga el sol;
ese de los ojos claros,
que es mi amor!
2
Y sin embargo, cuando estamos juntos,
juntos en la ventana,
bien que te digo: – ¡Bienvenida, lluvia!-;
bien que te dice: – ¡Bienvenida, hermana!-.
3
Pienso: la lluvia cae de los cielos;
la lluvia es inocente, pura, clara.
Obedezcamos a la lluvia, amor:
la lluvia nos separa.
4
Jazmín – de – lluvia de llamas
al que tiembla en tu parral.
Jazmín – de – estrellas, yo digo.
Es igual.
Llueven flores como estrellas
en tu delantal.
5
Las palomas de tu casa
se vinieron a la mía
el día que a mí viniste,
que ya es un lejano día.
Pero todavía hoy,
porque eres de lluvia y trigo,
adondequiera que vayas
las alas se van contigo.
Sabe, así, toda la gente
todo lo que a mí me pasa:
tú estás conmigo si vuelan
palomas sobre mi casa.