Al mediodía. Era siempre al mediodía,
En la frágil hora de las libélulas.
Alas de percalina planeaban
Sobre el agua. Las truchas dormitaban
En el fondo del remanso.
La loca tejía. Tejía
Coronas de algas con gesto paciente,
Con ternura infinita.
Desnuda y cándida hilaba,
Sin tiempo, sin prisa, babas y risas.
El río le trepaba los muslos, lamía
Su pubis florecido de oscuros
pétalos vírgenes.
En el aire zumbaban solitarios
Moscones azules. La loca ya no tejía,
Extasiada cerraba los ojos y el agua
Gemía.