Moría abril al son del nordeste
Y era el mar un relámpago sin orillas.
Me parecía siempre tan ligera
La mañana,
Pero aquella
Vació por mis pies
El peso todo de la materia.
No sé adónde, los pájaros huyeron,
Y alocado el viento, esparció en mi piel
Adormideras. Olvidé la tristeza,
Sembré como pude la herencia
Que me toca
Para quedarme para siempre junto al mar
Con su abrazo de abierto frío.