A un primer movimiento de amor

Apriétame de manera
Cierto pensamiento mío,
Que cuanto más lo desvío,
Se introduce y apodera.
¿Qué no hará, si persevera
En seguir su competencia?
Y más si mi resistencia
Acude a paso tan lento;
Que pierde el merecimiento
La contraria diligencia.

Aunque (por decir verdad)
Tan agradable se ofrece,
Que atropellarlo parece
Villanía y crueldad.
Terrible severidad
Es esta de la razón;
Que arme a un tierno corazón
Contra el hijo natural.
Luego, si resiste mal,
No le cause admiración.

No hago todo lo que puedo,
Y no puedo más hacer;
Que a la gloria de vencer
Tengo cobrado gran miedo.
Es mengua, yo lo concedo;
Mas si con fuerza lo evito,
Doile vigor infinito,
Porque, al fin, he descubierto
Que cuanto más lo divierto,
Crece porque lo ejercito.

Que como al alma acompaña
Este apacible importuno,
En viendo descuido alguno,
Valiéndose dél, la engaña.
Y de tal gloria me baña
Infundido por el seno,
Que no le tuvo tan lleno
De Apolo alguna Sibila
Como cuando en mí distila
Su dulcísimo veneno.

Retrátame en la memoria
De Amarilis la belleza,
Ya que no hay naturaleza
Que resista a tanta gloria;
Mas si queda esta vitoria
(por resistida) imperfeta,
Acude con nueva treta
Eficaz y poderosa,
Y píntamela piadosa,
Que es con lo que me sujeta.

Al fin, viene a ser deseo
Esto que me hace la guerra,
Que derribado por tierra,
Cobra fuerzas como Anteo.
Del aprieto en que me veo
(pues nunca inferior me vi),
Yo solo la causa fui;
Porque no fuera Dios fiel
Si le hubiera dado a él
Mayores fuerzas que a mí.


1 Star2 Stars3 Stars4 Stars5 Stars (1 votes, average: 5.00 out of 5)

Poema A un primer movimiento de amor - Bartolomé Leonardo de Argensola