Muladar

Amanezco
con el trajinar de las ratas
entre la hierba
y el hedor del perro muerto
que alguien abandonara anoche.

Escucho que pasan los albañiles.

Es aquí a donde vuelven
para descansar al cuerpo
de sus necesidades.

Hoy hará calor.
Quizá al final de la jornada
pueda entregarme a ese raro balbuceo de mentiras y glorias.
Como todos, he sentido el compromiso de ser feliz.

Pero pensar que un muladar puede ser un hombre
son tonterías.

Mi orgullo
es apenas esta brecha angosta
que me atraviesa.

Colaboración: Guido Ferrer


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Poema Muladar - Eduardo Zambrano